martes, 3 de marzo de 2009
viernes, 1 de agosto de 2008
Barranco, tradición y modernismo
Barranco, desde sus inicios apareció como una luz divina, personificada en una cruz que lleva su nombre, y que nos conduce a preguntamos ¿cabe origen más grandioso?
Luego a través del tiempo, esa fama se ha ido incrementando por la admirable fuerza anímica e inquebrantable de sus moradores, que incentivados por el paisaje, clima y cerúleo mar, se convirtieron en creadores de hermosos ranchos y ranchitos que caracterizaron al balneario, convirtiéndolo en el lugar ideal para la inspiración de poetas, escritores, artistas, políticos e "incomprendidos".
Al llegar a cumplir 132 años de su creación política, Barranco lucha encarecidamente por mantener esa rica tradición, admirada por propios y extraños, la cual ha sido mellada en los recientes años, a raíz de un mal entendido de convertirlo en turístico -que tiene todas las condiciones para serlo- pero se ha distorsionado ese propósito. Por ejemplo, políticas equivocadas de sus últimas autoridades destruyeron el Centro Cultural Manuel Beltroy y la laguna, en lugar de restaurarlos y construir junto el controvertido Museo de Arte Contemporáneo, que ahora luce abandonado y que debe revertir de inmediato al Municipio, las construcciones en las playas hechas sin el debido y adecuado estudio para proyectar su desarrollo. La increíble y dolida venta del Mercado Municipal No. 1, cuya renta ya no será para las arcas municipales, sino para sus "nuevos" propietarios que lo han concesionado.
Haciendo hincapié, que los que defendemos ese -muchas veces criticado- "romanticismo" en defensa de la tradición barranquina , no es impedimento para el desarrollo modernista del distrito, pues todos los pueblos del mundo luchan por mantener su identidad, su alma mater, sin que eso quiera decir no considerar su nuevo y justo desarrollo; el cual es cuestión solo de racionalizarlo, pues muchas veces es distorsionado por lamentables intereses creados.
Barranco, tiene el privilegio de contar con "genio y figura" que, por supuesto hay que conservar y defender, sin menoscabo de aceptar su modernismo.
Gonzalo Bulnes*
*Historiador barranquino